El croata y el técnico italiano se despidieron del Santiago Bernabéu entre lágrimas, ovaciones y homenajes inolvidables.
El Bernabéu fue un mar de lágrimas en la última jornada de Liga ante la Real Sociedad. Y es que sí, hubo lloros de emoción. A sabiendas de que Luka Modric y Carlo Ancelotti iban a pisar por última vez el coliseo blanco como madridistas, el estadio se vistió de gala. Miles de aficionados, al abrir su armario, eligieron una camiseta del astro croata para llevar al Bernabéu. Su actual dorsal 10 o el antiguo 19. Daba igual. El caso era rendir homenaje al capitán del equipo en un día tan especial.
Como es habitual, tras anunciarse las alineaciones del equipo visitante, se procedió a dar la del Real Madrid por megafonía. El speaker blanco tenía claro que debía dejar a Luka Modric para el final. Tras mencionar a Lunin, Asensio, Valverde, Mbappé o Bellingham, entre otros, puso énfasis en el croata, al que dedicó un bonito mensaje, recalcando que es “una de las grandes leyendas de la historia” del club. Como no podía ser de otro modo, el Bernabéu reaccionó de la mejor forma y dedicó al ’10’ una ovación que se prolongó durante cerca de medio minuto. Posteriormente, se hizo lo propio con Ancelotti, y de nuevo, los aficionados madridistas ofrecieron una enorme ovación al técnico italiano.
Modric y Ancelotti saltaron al césped entre dos tifos en homenaje a ellos, situados en los fondos. En el fondo sur, se podía ver al croata; en el fondo norte, al italiano. “Gracias, leyenda” y “Gracias, Carletto”, se podía leer. Lógicamente, ambos fueron coreados por la grada. Del mismo modo, cada vez que Luka tocaba el balón o lanzaba un córner, el Bernabéu se venía abajo.
Mbappé, Bota de Oro
En el minuto 38, el colegiado señaló penalti para el Real Madrid después de que Aihen Muñoz tocase el balón con la mano dentro del área. El estadio pidió a Modric, pero, pensando en la Bota de Oro, fue Mbappé el encargado de lanzarlo. El francés falló en primera instancia, pero estuvo atento al rebote y anotó el 1-0 para los blancos. También él firmó el segundo tanto a pocos minutos del final, tras un fantástico pase de Vinícius. Fue el toque definitivo para hacerse con el trofeo que lo acredita como el máximo goleador de la temporada en Europa.
Pero el partido no era lo importante. Lo sabían tanto el Real Madrid como la Real Sociedad. A quince minutos del final, se intuía lo que estaba por venir con la retirada del campo de Lucas Vázquez, quien recibió una cálida ovación durante más de un minuto, abrazado por sus compañeros y saludando posteriormente a la afición. Poco después, a cinco del final, llegó el momento más esperado de la noche: Modric salió del campo para dar entrada a Gonzalo.
«Es una de las grandes leyendas del Real Madrid y del fútbol mundial. Seis Copas de Europa y el jugador con más títulos en la historia del club, el ’10’ del Real Madrid y nuestro capitán, Luka Modric», anunció la megafonía del Bernabéu. El estadio estalló en una prolongada ovación de casi dos minutos que quedará grabada en la retina de todos los madridistas que estuvieron allí. «¡Te quiero, Modric!», cantaban los aficionados del club. El croata, visiblemente emocionado, abandonó el césped por un pasillo formado por jugadores del Real Madrid y de la Real Sociedad.
El Bernabéu lloró. Fue difícil contener tanta emoción, y las lágrimas estaban repartidas por todo el feudo blanco. Los cánticos y aplausos al croata se mantuvieron sin cesar hasta el pitido final. Aunque la parte más bonita aún estaba por llegar. El Real Madrid organizó la gran parte del homenaje al término de los 90 minutos. Primero con Ancelotti, luego con el croata. Ambos empuñaron un micrófono para dedicar unas palabras al madridismo, tras la proyección en los videomarcadores de unos emotivos vídeos repasando su trayectoria.
Ancelotti, visiblemente emocionado, hizo llorar incluso a Florentino Pérez con unas conmovedoras palabras:
«Buenas tardes. No penséis que es tan sencillo hablar hoy. Ha sido un honor, ha sido un placer entrenar a este club, a este equipo. Quiero agradecer, en primer lugar, a mi querido presidente, Florentino. Ha sido fantástico. Gracias por estos momentos. Ha sido extraordinario vivir esto con vosotros, ha sido una historia inolvidable. Porque nadie puede olvidar los tres goles de Karim contra el PSG, nadie puede olvidar los dos de Rodrygo contra el City, ni el pase de Luka. Y nadie puede olvidar los dos goles de Joselu. Yo tampoco puedo olvidar cada día que he pasado aquí. ¡Hala Madrid y nada más! Os quiero mucho.»
También emocionado, Modric tomó el micrófono, se dirigió al centro del campo —dejando a su familia en la banda del Bernabéu— y habló al madridismo:
«Ha llegado el momento que nunca quise que llegara, pero ha sido un viaje largo y maravilloso. Primero quería dar las gracias al club, al presidente Florentino Pérez. Gracias a todos los entrenadores que tuve durante estos años, a los compañeros que me acompañaron y a toda la gente que me ayudó. Muchas gracias de corazón. A mi familia también. Hemos ganado mucho, hemos vivido momentos maravillosos. Es vuestro amor lo que me habéis dado todos estos años. No hay palabras para agradeceros todo lo que me habéis dado. Quiero decir una frase que vi y me gustó: No llores porque se terminó, sonríe porque sucedió. Hala Madrid y nada más.»
Ancelotti y Modric. Modric y Ancelotti. Dos personas que han marcado una de las etapas más importantes de la historia del Real Madrid. Uno desde el banquillo y otro desde el césped. El croata se marcha como el jugador con más títulos en la historia del club, y el italiano, como el entrenador más laureado (28 y 15 títulos, respectivamente). Pero, sobre todo, se van con el cariño eterno del madridismo. Y sí, el Bernabéu echará mucho de menos a estas dos leyendas.